La magia, para mí, existe pero al mismo
tiempo, se la pone uno. O sea, está en toda existencia esa esencia mágica, en
cada acontecimiento, pero la noción de magia, el sentirlo como magia, es algo
del ser humano.
Últimamente he vivido muchísimos momentos
mágicos, sea por percibir la magia lejos, contemplándola, o siendo parte de
ella en la acción. A veces esa creación se hace combinando más de una mente,
más de un sentir, pero eso es de las experiencias más extrañas, poco usuales, e
inmensamente valorables.
“If I don´t believe in love nothing is good for me”.
El amor es esa fuerza
que nadie ni nada puede controlar o medir. Es algo que no tenemos manera de
entender cómo lo siente otra persona, de sentirlo como otra persona, tampoco
predecir algo dentro de nosotros. Sin embargo, todos sentimos algo así. Todos,
como algo inherente al humano, venimos con la configuración bilógica necesaria
para sentir amor, o sentir aquello que no logramos definir ni controlar.
Aunque la escritura se lea siempre fuera de
otro instante al que fue escrito, siempre refleja el presente de quién lo
escribió. Es una acción que sí o sí se hace en el presente, aunque tome
carácter pasado apenas se realiza, e ilimitada cantidad de futuras
interpretaciones.
Entonces, en mi presente, desde el único
que puedo escribir, el amor es la magia que por instantes se crea. Solo, entre
dos, o entre más. El amor es como una estrella fugaz y la creación de esta
magia sería esta fuerza comprimida que viaja por el tiempo mientras aquellos
sentimientos que genera esa creación, son la estela de fuego que vemos tras la
estrella.
El amor, no es solo la creación de la magia
sino lo que esta genera. Quizás, esas energías generadas entran en infinidad de
conflictos internos que lo hacen devenir en algo que de amor, no tiene nada,
pero esa condición ocurre con todo, todo deviene constantemente.
Pero para ser amor, esa creación de magia
tiene que ser natural, espontanea, jamás forzada. Y sentir algo así, por más
que quizás luego nos vuelva locos, sabemos que vale todos los respiros de
nuestra existencia.
Yo siento que esa magia, ese amor, existe
muchas veces, a veces todo el día, otras varias veces durante el día, otros una
sola, otros ninguna. Pero cada vez son más, y no por eso menos válidos, porque
parece ser algo que se intensifica pero jamás exige nada de los futuros o
pasados, sino que existe por uno o varios instantes, teniendo valor por sí
mismo.
Luces, sonidos, instantes, que tienen forma
por sí mismos y así como pueden existir una instante en solitario, también
pueden hacerlo de manera perdurable en el tiempo, por una cantidad
de tiempo indeterminada.