Podríamos ser como inciensos, y nuestras emociones ese desprenderse del encuentro del fuego y la esencia, ese desprenderse que flota en el aire, suave y liviano hasta fundirse y ser uno mismo con el aire, o quizás en su existencia se posen por un instante entre el rayo de luz y una mirada, y quizás esa mirada detenga el batir de sus alas, por un instante, deslumbrada con la belleza de las formas que ahí contempló.
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