domingo, 8 de noviembre de 2015

Latidos

¿Quién eras vos? No me acuerdo.
¿Quién era yo? Tampoco me acuerdo.
¿Quiénes éramos? ¿Éramos? ¿Somos?

Nada.

Solo puedo sentir el latido cuando acontece.
Puedo recordar este infierno de las palabras,
repetitivas, constantes, mágicas.
Pero los latidos no recuerdan, no son, no existen.
Los latidos son estrellas y las estrellas no son.

Dejar ser aquello que no puede ser. 

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