jueves, 3 de septiembre de 2015

Mariposas

A Belén; 

El arte de dejar ir: Nos confundimos, no entendemos, porque nuestros cuerpos tienen los pies firmes en el piso (o la colita si nos sentamos, o las manos si andamos haciendo piruetas). Entonces pensamos que a los pensamientos y a los sentimientos les pasa lo mismo, algún punto de apoyo deben tener. Pero quizás los pensamiento y sentimientos sean como mariposas, siempre en vuelo, salvo por instantes en los que se posan sobre aquella flor que cautivó su atención, para luego retomar vuelo. Aprendamos a disfrutar de ese vuelo, en vez de esperar que la mente, como el cuerpo, encuentre siempre su punto de apoyo. Entre vuelos, las mariposas se cruzan con otros voladores y a veces comparten por instantes un amor muto que cambiará el rumbo de su vuelo. Dure un segundo o toda la vida, saber que durante ese momento diste amor, eso que nace desde adentro y no trae consigo nada negativo, es lo que quedará en tu mente y en tu corazón. El amor que fluye entre dos o más mariposas, dure lo que dure, será el regalo más preciado.

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